«¿Cómo mantener la buena reputación?» es una pregunta que no sólo se preguntan en este artículo. Este tema interesa a las empresas, saber que lo que sabemos ya no es por un mensaje intencionado, sino por los mensajes que vamos leyendo y lanzando los usuarios de las redes. La vuelta de tuerca llega cuando ese mensaje que nos lanzan busca el efecto de ser el más recibido y reenviado por los usuarios.
En unas de las asignaturas del Grado de Ed. Infantil impartido en el CMI sobre política educativa, utilizamos anuncios de los años 80 para analizar el modelo social que se mostraban en ellos. Para trabajar temas de igualdad de género también su usa el análisis de la publicidad, para hablar de familia, de aspectos sociales… Los mensajes publicitarios son espejo y motor de algunas tendencias sociales. Ahora nos exponemos en un muro (o nos exponen) sabiendo que la velocidad y la repercusión es difícil de medir. Así que las empresas ponen también sus esfuerzos en poder controlar esa publicidad incontrolable.
Si la mujer del césar no sólo debía ser buena, sino parecerlo, en la actualidad además debería de saber retwittearlo.